domingo, 11 de noviembre de 2012

Corazón...


Tomé a mi mujer entre mis brazos, ella poco a poco fue quitándome la ropa que me quedaba tirándola al suelo cual despojo. Sus labios se abrían y me decían palabras tiernas, las cuales ablandan mi corazón que un día fue la roca más dura. Me abraza como si fuera suyo, como si mi cuerpo le perteneciera, hacíamos el amor cual amantes que no resisten la pasión, que se desborda por sus cuerpos, como si su misión en la vida fuera hacerse el amor esa noche, en ese momento y a esa hora. Nos entregamos el alma en un beso y en ese beso exploto nuestro universo.
Justo cuando la puse encima mío ella me sonrió, no sé si con malicia o con amor, pero sonrió. Sus manos se pusieron encima de mi pecho y con sus uñas lo abrió, levante la cabeza y me vi sangrado. Ella metió sus manos y lo saco. Saco mi corazón que aún latía yo vi como se lo llevo a la boca para lamerlo y después morderlo. Se lo comió todo. Mi pobre corazón le sirvió de plato fuerte.
Después de eso, se levanto y se fue, tomo su ropa y me dejo tirado en la cama, sin corazón. El amor me dejó sin corazón y me sentí devastado, sólo y triste como un niño que pierde su perro, o una madre a quien se le muere su hijo, con el pecho abierto me quede quieto, me quede vacío. Y empecé a llorar.
Pero ella nunca se fue, con los dientes le quito a mi corazón lo carcomido, lo sucio y lo podrido, me seco las lagrimas con sus manos tibias, y puso el corazón en su lugar. Con uno de sus cabellos me suturo la herida y la cauterizo con sus besos, me volvió a tomar entre sus brazos y me sentí planamente de ella…

Te amo por quien eres… te amo por como eres…