A vece pareces una corriente de aire frío que se cuela por
mi cuerpo, que se impregna dentro de los huesos y me dueles cuando te siento.
Esa agua fría que corre por mi espalda que cae por mis
nalgas y me besa los talones. No me acostumbro a ti, ni a tu sentir ni parecer.
No me acostumbro a ti. Tan extraño como el primer día, tan inimaginable como el
mañana. La sorpresa de vivir contigo, de caminar a ciegas, el miedo, la
angustia, la desesperación. No eres más que carne y hueso, no eres más que
dudas y deseo. No me asustas, pero te temo tanto. Como el agua quemando
demonios. Como el viento quitándome el aire.
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